A las 14.25 hora peninsular española, con más de hora y media de retraso y tras algunos momentos de incertidumbre, partió la tercera y más exitosa misión de Starship desde la base de la compañía de Elon Musk desde la playa de Boca Chica, en el sur de Texas, junto al golfo de México. Poco antes de la hora límite para el lanzamiento, SpaceX tuiteaba que aunque el cohete no saliese disparado, estaban aprendiendo mucho: “Lo que estamos haciendo hoy proporcionará información de valor incalculable para continuar el rápido desarrollo de Starship”. Es un cohete imprescindible en la actual carrera para devolver a los humanos a la Luna. Todavía serán necesarias muchas otras pruebas para asegurarse de que el artefacto de SpaceX funciona a la perfección, pero hoy se dio un gran paso tras dos intentos que acabaron accidentadamente.
En este tercer intento, según explicó la compañía estadounidense, se quiso poner a prueba los vehículos, tanto el propulsor como la nave, algo que generaba incertidumbre sobre el desenlace de la misión. Logró que ambas etapas ascendieran con éxito, que la puerta de la carga útil operara correctamente —la que se debe abrir para liberar los materiales que la nave lleve al espacio, como satélite—, y también se consiguió que la nave regresara a la Tierra de forma controlada después de una hora de vuelo, poniendo a prueba las baldosas de protección contra el calor generado por el rozamiento contra la atmósfera.
Aunque logró reentrar en la atmósfera en una espectacular bola de fuego, fue en ese momento en el que se perdió la señal de la nave, a 65 kilómetros de altitud, lo que hace pensar que se perdió, según reconocieron los portavoces de SpaceX durante la retransmisión. En esta misión estaba previsto que el amerizaje se produjera en el Océano Índico, al noreste de Madagascar. Este destino, lejos del Pacífico donde tenían previsto llegar en los dos intentos anteriores, requerirá probar si es posible apagar y encender uno de sus motores Raptor en medio de su travesía espacial para reorientar la nave en esta nueva ruta. El apagado se realizó, pero el encendido ni se intentó. En su apogeo, la nave alcanzó los 234 kilómetros de altitud. También probaron con éxito hacer un trasvase de combustible en pleno vuelo, importante de cara a los planes de llevar humanos a la Luna.
En el primer intento, el 20 de abril de 2023, la nave fue destruida a propósito cuando se produjo un fallo en la separación de sus dos etapas, el propulsor encargado de elevar la nave (Super Heavy) y la nave misma. En el segundo, el 18 de noviembre del mismo año, llegó al espacio, pero no alcanzó la altitud programada, aunque las dos partes del cohete se separaron correctamente. En este tercer intento, al cabo de unos minutos, Super Heavy y Starship se separaron sin problemas, aunque el propulsor se perdió en el regreso, cuando lo que estaba previsto es que aterrizara de vuelta.
SpaceX ya ha vendido dos viajes de turismo espacial en la órbita de la Luna y fue la compañía elegida por la NASA para el regreso de astronautas al satélite en la misión Artemis 3, prevista para 2026. Para conseguirlo, aún era necesario demostrar que su nave Starship es capaz de alcanzar la órbita terrestre, como así ha sido, algo que no consiguió en sus dos primeros lanzamientos.
El acelerón para llegar a tiempo se refleja en la compresión de fechas para los tests. Los cinco meses que separan este intento del anterior son la etapa más breve entre un segundo y tercer lanzamiento de un cohete comercial de este tipo. Entre el segundo y el tercer lanzamiento de prueba de los Falcon 1 y Falcon 9 de SpaceX pasó más de un año. En los próximos dos años, se deberán realizar al menos diez pruebas más, y un aterrizaje no tripulado en la Luna, previsto para 2026.
La nave Starship y su propulsor Super Heavy conforman, puestos uno encima del otro, el cohete más alto del mundo, con 122 metros. Y también el más potente. Para escapar de la gravedad terrestre, la primera etapa cuenta con 33 motores Raptor, y al desengancharse la Starship cuenta con seis motores más. Hoy, desde Boca Chica, rugirán para seguir avanzando en una yincana que debería acabar con el primer viaje humano a un mundo extraterrestre desde 1972.
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