El alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan, ha ganado con holgura las elecciones municipales y repetirá un tercer mandato al frente de la ciudad. El Partido Conservador, necesitado de buenas noticias después de unos comicios locales que han confirmado el hundimiento de su popularidad, confiaba hasta el último minuto en que su candidata, Susan Hall, pudiera obtener un resultado decente y alcanzar casi el empate. Descargaron durante meses toda la artillería contra el regidor, el primer político musulmán en el cargo, al que acusaron de estar “controlado” por los radicales islamistas que, supuestamente, organizaban cada semana las manifestaciones pro-palestinas, así como de asfixiar a los conductores y transportistas de la ciudad con un sobrecargo de la tasa ULEZ, la zona de bajas emisiones de la ciudad.
No lo lograron. Khan ha renovado su mandato con un apoyo superior al 43,8%, frente al 32,7% de su rival. No solo no ha experimentado el desgaste previsible después de ocho años en el puesto bastante abrasivos, sino que ha incrementado sus votos en más de tres puntos porcentuales. Un síntoma claro del malestar general reinante en el país contra los conservadores, y de las ganas de cambio que han reflejado los comicios municipales celebrados en toda Inglaterra.
“Hemos hecho frente a una campaña de incesante negatividad. Y no puedo estar más orgulloso del modo en que hemos respondido. Ante el catastrofismo, con hechos; ante el odio, con esperanza. Ante los intentos de división, con más unidad (…) Una campaña acorde con los principios de esta gran ciudad, que aprecia la diversidad, no como una debilidad, sino como una fortaleza”, ha dicho Kahn en su discurso de la victoria, que ha aprovechado para reclamar a Sunak, como ya había hecho el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, un adelanto de las elecciones generales.
El alcalde de Mánchester, el laborista Andy Burnham, también ha renovado mandato, con un cómodo respaldo en votos del 63%. Su victoria no estuvo en duda en ningún momento. Su popularidad entre los votantes de izquierdas se ha cimentado gracias a su política de transporte municipal, al incremento de los servicios sociales y a la recuperación de un orgullo local aplaudido por los ciudadanos de esa ciudad.
No hubo segundo alivio para Sunak
Sunak parece haber evitado, por el momento, la rebelión interna del ala dura de su partido. La previsión de unos resultados catastróficos que finalmente se han confirmado había agitado las aguas. Se preparaba una moción de censura interna, y no se descartaba la posibilidad de que el primer ministro británic oadelantara las elecciones generales, previstas en principio para el próximo otoño, con el fin de evitar lo que hubiera sido una clara humillación.
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Dos han sido los factores que han desinflado la rebelión. En primer lugar, la simple idea de que los votantes no habrían entendido que el partido eligiera y pusiera como primer ministro a un cuarto candidato —después de Boris Johnson, Liz Truss y Sunak— sin pasar por las urnas. En segundo lugar, al menos un resultado sorpresa ha dado esperanza a los tories de que no todo está perdido.
El viernes se confirmaba la victoria de Ben Houchen, que repetirá un tercer mandato como alcalde en la región de Tees Valley. Sunak espera con ansias este sábado a conocer otro resultado por el que había apostado con firmeza. Andy Street intentó hasta el último momento lograr un nuevo mandato al frente de las West Midlands (Tierras Medias Occidentales), la región que gira en torno a la ciudad de Birmingham. Si los sondeos de hace unas semanas pronosticaban que Street sería el chivo expiatorio de los conservadores, y que a pesar de su popularidad como alcalde recibiría el castigo de unos votantes hartos del actual Gobierno de Londres, en los últimos días parecía posible que los tories remontaran la situación.
Ha sido una contienda muy reñida, hasta el punto de que se ha ordenado volver a contar las papeletas en varias de las circunscripciones electorales de la región. Pero a medida que finalizaba el proceso, quedaba cada vez más claro que Street no lograría obtener un tercer mandato. El candidato laborista, Richard Parker, obtenía finalmente la victoria, con una ventaja de apenas un millar de votos, y será el nuevo alcalde de las West Midlands.
Queda para los conservadores el consuelo de que su derrota ha sido por un margen laborista mucho más estrecho del que se pensó en un principio, lo que lleva a pensar que en la próxima batalla que se celebre en ese territorio, las elecciones generales, tendrán posibilidades de competir.
Tanto Houchen como Street hicieron campaña con su marca personal, alejados de la sombra de un Partido Conservador en horas bajas. Paradójicamente, tanto la victoria de uno como la resistencia del otro, con una derrota menor de lo previsto, han servido para que Sunak tome aire y sobreviva unos cuantos meses más.
Los tories, en cualquier caso, han sufrido una de las mayores derrotas electorales de los últimos cuarenta años. Los laboristas han logrado importantes victorias en territorios de Inglaterra y Gales donde tenían que consolidar su dominio si aspiraban a lograr un resultado holgado en las próximas elecciones generales.
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