Barbie, la película de Greta Gerwig protagonizada (y producida) por Margot Robbie, sumó este martes ocho nominaciones a los premios Oscar, y en ninguna de esas categorías estaban la directora y la actriz principal. La decisión de la Academia de Hollywood de dejar fuera a las dos mujeres que idearon el fenómeno cultural y social más importante de 2023 (se convirtió en uno de los filmes más taquilleros de la historia con una recaudación superior a los 1.000 millones de euros) ha provocado cientos de críticas en las redes sociales (esto incluye al escritor Stephen King), que llegan también de importantes especialistas en cine y de sus protagonistas. “No hay Ken sin Barbie. Y no hay película de Barbie sin Greta Gerwig y Margot Robbie, las dos responsables de esta película histórica y mundialmente celebrada”, ha dicho Ryan Gosling, nominado como actor de reparto por interpretar al muñeco compañero de la protagonista. “Estoy profundamente decepcionada”, ha asegurado en los mismos términos America Ferrara, que también ha conseguido la mención en la categoría de actriz de reparto.
“Ningún reconocimiento sería posible para nadie de esta película sin su talento y su valor. Contra todo pronóstico, con nada más que un par de muñecos sin alma, con poca ropa y afortunadamente sin entrepierna, nos hicieron reír, nos rompieron el corazón, hicieron avanzar la cultura e hicieron historia. Su trabajo debería ser reconocido junto con el de otros nominados que también lo merecen”, continúa Gosling en su comunicado. “Decir que estoy decepcionado porque no están nominadas en sus respectivas categorías sería quedarse corto”.
Ryan Gosling just released a statement that directly calls out this morning’s Gerwig and Robbie snubs in best director and best actress: pic.twitter.com/gf5vQI5Z0c
— Kyle Buchanan (@kylebuchanan) January 23, 2024
La película cuenta la historia de cómo la muñeca más famosa y vendida en Estados Unidos y en Europa, que fue criticada por ser rubia y de medidas imposibles, consigue alejarse de ese ideal femenino y convertirse en el caballo de Troya del feminismo a través de la herramienta más eficaz en estos tiempos: el mainstream. Barbie hará un viaje lleno de contradicciones desde ese paraíso de supuesta igualdad que es Barbie Land hasta el mundo real, donde descubrirá que su tierra prometida no era tan perfecta, entre otras cosas, por el patriarcado.
Como recuerdan cientos de mensajes en redes, que Gerwing y Robbie, dos mujeres, hayan sido excluidas de los Oscar solo da más sentido a la película. “Hace que sea más real, poderosa y su legado más grande”. “Nominar a Ken y no a Barbie es literalmente la trama de la película”. “La Academia ha nominado Barbie a mejor película, un filme que trata sobre cómo se invisibiliza a las mujeres en un sistema patriarcal, pero no ha nominado a las mujeres que la producen”. “Las nominaciones convirtiéndose en un triste discurso meta de la película”.
No nom for Greta Gerwig? Can that actually be true?
— Stephen King (@StephenKing) January 23, 2024
Gerwing y Robbie consiguieron que millones de espectadores volvieran a las salas de cines a ver una película con una manifiesta mirada feminista. Un evento social y cultural empaquetado en una magistral y mastodóntica campaña de marketing que logró colarse por las grietas de las estructuras patriarcales. Tal vez lo hizo con la brocha gorda que a veces impone la cultura pop, pero lo cierto es que no quedó recoveco del sistema por el que no entrara algo del mensaje. Se hizo patente en las críticas reaccionarias, a veces cristalinas, otras disfrazadas de cuestionamientos a la calidad del guion, la dirección, la interpretación… “No soy lo suficientemente buena en nada”, que diría Barbie en un momento de la película, cuando ya todo el peso del patriarcado le ha caído sobre sus espaldas.
Que los #Oscars no hayan nominado a Margot Robbie ni a Greta Gerwig pero sí a Ryan Gosling solo convierte a ‘BARBIE’ es una película más relevante.
A pesar de lo injusto, hace que la película sea más real, más poderosa y su legado más grande. pic.twitter.com/C6CXjZwFLl
— Geek Zone 🍿 (@GeekZoneGZ) January 23, 2024
Hay otro factor clave que ha contribuido, en parte, a la indignación: Oppenheimer se ha convertido en la película más nominada de esta edición de los Oscar con 13 candidaturas. El pique entre ambas nació desde antes de que se estrenaran. Primero, por la batalla entre Christopher Nolan, el director de la historia del padre de la era nuclear, y Warner, el estudio de Barbie. El cineasta se fue a Universal. Y la disputa terminó en una llegada simultánea a las salas de los dos filmes. La consecuencia se conoció como el fenómeno Barbenheimer: una guerra de taquilla, de números, de dineros y, desde hace un mes, con el inicio de la temporada de premios en Estados Unidos, de reconocimiento. Es de Justicia (así con mayúsculas) que por fin le llegue el Oscar a Nolan, es uno de los argumentos más esgrimidos entre críticos, académicos y cinéfilos.
Pero también hay otro aspecto en esta guerra entre Barbie y Oppenheimer: demostrar quién dejaba la mayor huella cultural. Ese científico que ideó una monstruosa bomba capaz de acabar con la humanidad, encarnado bajo la inquietante mirada de Cillian Murphy; o una mujer en apariencia perfecta y pizpireta que, al final, resultó que tenía algo más que decir que un envidiable armario y una casa (la Dreamhouse) inspirada en el diseño de Le Corbusier y Frank Lloyd Wright.
“Creo que se ha dado un progreso extraordinario en el reconocimiento de las mujeres directoras y artistas. Durante dos años seguidos hubo directoras que ganaron el Oscar de mejor dirección [Chloé Zhao, por Nomadland en 2021, y Jane Campion en 2022 por El poder del perro], y Nomadland también ganó el premio de mejor película”, decía Gerwing en una entrevista en SModa en julio de 2023. La propia cineasta, que empezó en el circuito independiente, acumulaba en ese momento tres nominaciones al Oscar (mejor dirección y guion original en 2017 por Lady Bird y a mejor guion adaptado en 2019 por Mujercitas). “No es que los premios lo sean todo, pero resulta agradable ver ese reconocimiento a las contribuciones de las mujeres en la industria cinematográfica. Desde que yo tenía 18 años eso ha cambiado muchísimo. Pero el trabajo continúa, y la transformación también”, explicaba entonces. Casi una predicción.
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