La diabetes tipo 2 se considera una enfermedad silenciosa porque el exceso de glucosa en sangre no se percibe por parte del paciente y tarda mucho tiempo en dar síntomas importantes. Esa característica hace que no se tenga en cuenta la relevancia del impacto de esta enfermedad que es ya la cuarta causa de muerte entre las mujeres en el mundo y la octava entre los hombres, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este escenario, difundir la información basada en la evidencia científica representa un reto colectivo. “Nuestra misión es educar e informar a la población y a las personas diagnosticadas con diabetes tipo 2 sobre los factores de riesgo asociados con la insuficiencia cardiaca y la enfermedad renal crónica”, señala Arantxa García, directora del Departamento Médico de Enfermedades Cardiorenometabólicas de Boehringer Ingelheim. “Es fundamental comprender cómo puede aumentar el riesgo de padecer estas condiciones de salud, y estamos comprometidos en brindar esta valiosa información para fomentar un cuidado preventivo y un bienestar óptimo”.
La Alianza Boehringer Ingelheim y Lilly, en colaboración con el ilustrador 72 Kilos, ha creado una ilustración (Enlazamos post) que muestra la compleja red de interconexión cardio-renal-metabólica en el cuerpo humano y resalta la importancia de cuidar la salud integral de estos sistemas para prevenir complicaciones graves relacionadas con la diabetes tipo 2. Los pacientes afectados por diabetes, problemas cardiovasculares como insuficiencia cardiaca o enfermedad renal -agrupados en organizaciones como CardioAlianza, FEDE y ALCER-, y los profesionales sanitarios de especialidades tan diversas como atención primaria, nefrología, endocrinología o medicina interna se han unido a la Alianza para crear un escudo de información mediante un vídeo informativo que enfatiza el enfoque multidisciplinar en el manejo de la diabetes tipo 2, con el objetivo de prevenir comorbilidades y empoderar a las personas para tomar medidas preventivas.
Una epidemia creciente
Se estima que 462 millones de personas tienen diabetes tipo 2 (el 6,3% de la población mundial) y se prevé que puedan llegar a ser al menos 578 millones (10,2% de la población) en 2030 y 700 millones (casi el 11%) para el año 2045. Lo mejor es prevenirla y, una vez se ha instaurado, diagnosticarla y tratarla cuanto antes para evitar los efectos lentos pero implacables del exceso de glucosa en sangre.
Miriam Rubio, directora médica del Area de Diabetes de Lilly, destaca la importancia del diagnóstico temprano y un abordaje global de las patologías asociadas: “Promovemos un enfoque integral que considere la salud cardiovascular y renal como esenciales para mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes tipo 2″. El entendimiento de esta interconexión resulta crucial “para garantizar un enfoque holístico en la atención médica y el bienestar de los pacientes”, concluye la portavoz de Lilly.
Se estima que 462 millones de personas tienen diabetes tipo 2 y se prevé que puedan llegar a 578 millones en 2030 y 700 millones para el año 2045
La interconexión cardio-renal-metabólica
Las personas con diabetes tipo 2 con buen control de la enfermedad tienen menos riesgo de sufrir complicaciones asociadas a ella. En cambio, un control deficiente puede acarrear problemas en cualquier parte del cuerpo, incluidos el riñón y el corazón. La relación entre estos dos últimos órganos y la diabetes tipo 2 constituye un factor crítico en su evolución. Los sistemas cardiovascular, renal y metabólico están interconectados y comparten muchos factores de riesgo. “La educación y la concienciación pueden marcar la diferencia en la salud y el bienestar de las personas afectadas por la diabetes tipo 2 y afecciones relacionadas”, según Jesús Lozoya, portavoz de la Federación Española de Diabetes (FEDE) y Alcer.
Una investigación de la Universidad John Hopkins y del Centro Médico de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) con muestras de sangre de 10.300 adultos con diabetes tipo 2 demuestra que las personas con la enfermedad sin antecedentes cardiacos tienen un alto riesgo de desarrollar complicaciones cardiovasculares. El estudio, publicado en Journal of the American Heart Association, sugiere la incorporación de dos biomarcadores en el cribado rutinario de estos pacientes para ayudar a reducir el riesgo de que lleguen a sufrir un problema cardiovascular. Estos biomarcadores miden los niveles de troponina cardíaca y del péptido narriurético tipo B que se asocian con estas patologías.
La misma investigación señala que un tercio de los participantes con diabetes tipo 2 presentaba signos de enfermedad cardiovascular asintomática. Los investigadores recalcan que unos niveles elevados de las proteínas que detectan los biomarcadores están asociados a cambios funcionales y estructurales del corazón que pueden aumentar el riesgo de enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca o muerte por enfermedad cardiovascular.
La prevención es un objetivo de salud pública prioritario, señalan los especialistas. “Estar al día, compartir información y acompañar es la mejor estrategia para prevenir”, apunta Sara Artola, médica de familia en el Centro de Salud José María Marvá de Madrid y coordinadora de la Red de Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (Red GDPS) en Madrid. El papel del primer escalón de la atención sanitaria es clave, añade la doctora Artola, “para realizar el seguimiento necesario para prevenir o retrasar el desarrollo de otras complicaciones cardiorrenalesmetabólicas en pacientes de riesgo”.