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Boicots, cancelaciones y polémicas por el conflicto entre Israel y Hamás sacuden la inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort | Cultura

El filósofo Slavoj Zizek durante su intervención en la inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort, ayer martes.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)

El conflicto entre Israel y Hamás protagoniza el inicio de la Feria del Libro de Fráncfort, la más importante del mundo en su sector, que arranca este miércoles envuelta en una agria polémica. A la cancelación de la ceremonia de este viernes en la que se iba a entregar el premio LiBeraturpreis a la escritora palestina Adania Shibli se ha sumado el boicot de varios grupos editoriales árabes y la renuncia a participar de Malasia, que ha anunciado que protesta así contra “el claro apoyo de los organizadores a Israel”, y de Indonesia, que fue país invitado en 2015.

En medio de las crecientes divisiones en el mundo por el conflicto en Oriente Próximo, el acto de inauguración de la feria, celebrado este martes por la noche con las autoridades políticas, se convirtió en un escenario insólito para la controversia. El escritor y filósofo esloveno Slavoj Zizek aprovechó su discurso para recordar el sufrimiento de los civiles palestinos, lo que provocó los abucheos de una parte del público y la respuesta airada de uno de los asistentes, el comisario de Antisemitismo del Estado de Hesse, Uwe Becker, que se levantó de su silla para gritarle al autor que estaba “relativizando” los crímenes de Hamás. El esloveno condenó los ataques terroristas, pero subrayó que también hay que escuchar a los palestinos y tener en cuenta el contexto y los antecedentes si se quiere entender el conflicto.

Zizek, que intervenía casi al final del acto como representante destacado de Eslovenia, país invitado de este año a la feria, repitió una y otra vez que condena los actos de Hamás y que no estaba relativizando nada, pero el ambiente estaba tan caldeado que algunas de las personalidades invitadas, como el alcalde de Fráncfort, Mike Josef, se levantaron y se marcharon en señal de protesta. Ya antes de la interrupción, el filósofo había criticado el hecho de que todos los oradores anteriores habían hablado de Israel pero ninguno de los palestinos y había calificado de “escandalosa” la decisión de no homenajear a Shibli en la feria.

De izquierda a derecha, el director de la feria, Juergen Boos; la presidenta eslovena, Natasa Pirc Musar, y la ministra de Cultura alemana, Claudia Roth, en la inauguración de la feria este martes.
De izquierda a derecha, el director de la feria, Juergen Boos; la presidenta eslovena, Natasa Pirc Musar, y la ministra de Cultura alemana, Claudia Roth, en la inauguración de la feria este martes. POOL (via REUTERS)

Después de Zizek cerró la ceremonia el director de la feria, Jürgen Boos, que empezó diciendo que las palabras del filósofo eran “libertad de expresión” y que había que “poder expresarlas”. “Es importante que nos escuchemos unos a otros”, añadió. Entre las autoridades invitadas estaba Claudia Roth, secretaria de Estado de Cultura, que sustituía la presencia del canciller, Olaf Scholz, precisamente de visita en Israel para mostrar el apoyo incondicional de Alemania.

Boos está en el foco de las críticas de centenares de autores y editores de todo el mundo, que lamentan que la organización de la feria, que este año celebra su edición número 75, haya elegido un bando en el conflicto. “La Feria del Libro de Fráncfort se posiciona con total solidaridad del lado de Israel”, publicó la organización en Instagram el sábado citando a Boos, que es también presidente de LitProm, la asociación literaria que entrega el premio LiBeraturpreis. De hecho, el programa de la feria se ha modificado a última hora para dar más visibilidad a las voces judías.

Uno de los principales reclamos de esta edición es la presencia de Salman Rushdie, que apenas ha aparecido en público desde que fue atacado en el verano de 2022 mientras daba una conferencia en Nueva York. El autor de Los versos satánicos recibirá el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes y hablará el sábado de su nuevo libro, en el que reflexiona sobre el atentado que le dejó ciego de un ojo.

El LiBeraturpreis es un galardón que entrega LitProm a escritoras del sur global y que este año ha recaído en una novela de Adania Shibli publicada en castellano con el título Un detalle menor (Hoja de Lata). El libro narra la violación en grupo y el asesinato en 1949 de una niña palestina a manos de soldados israelíes. El acto de entrega tenía que celebrarse este viernes en el marco de la feria, pero LitProm anunció hace unos días que había decidido cancelarlo por la guerra entre Israel y Hamás y que “está buscando un formato y un marco adecuados para el acto más adelante”.

La escritora palestina Adania Shibli, en una imagen de 2021.
La escritora palestina Adania Shibli, en una imagen de 2021.Alamy Stock Photo

La novela de Shibli ya había generado controversia en el país tras publicarse su traducción al alemán el año pasado. Uno de los jurados del premio, Ulrich Noller, presentó su dimisión como protesta por la decisión de concederle el galardón. Tanto él como otros críticos señalaron entonces que contenía narrativas antisemitas. En cambio, otras reseñas en la prensa alemana ni siquiera mencionaron este supuesto subtexto. Shibli, de 49 años, que vive entre Berlín y Jerusalén, no ha aparecido en público desde que estalló la polémica el viernes pasado, pero a través de sus editores alemanes ha mostrado su disconformidad con la decisión de no celebrar la entrega del premio durante la feria.

Este lunes varios autores y editores de todo el mundo han acusado en una carta abierta a la Feria del Libro de Fráncfort de “acallar” las voces palestinas. Los firmantes, que ya son cerca de 1.000 personas, lamentan que haya “cerrado su espacio” a Shibli y su novela, piden una rectificación y recuerdan que la organización “tiene la responsabilidad, como gran feria internacional del libro, de crear espacios para que los escritores palestinos compartan sus pensamientos, sentimientos y reflexiones sobre la literatura en estos tiempos terribles y crueles, no cerrarlos”. Además de la ceremonia de entrega estaba previsto celebrar un debate público con Shibli y su traductor al alemán, Günther Orth, que también ha sido cancelado. Entre los firmantes de la carta crítica con la feria hay al menos tres ganadores del premio Nobel de literatura: Abdulrazak Gurnah, Annie Ernaux y Olga Tokarczuk.

“Me decepciona mucho que [los países que han anunciado el boicot] no vengan por motivos geopolíticos”, afirmó en la inauguración Jürgen Boos. “No entienden que sintamos pena por las víctimas de ambos bandos, pero que estamos firmemente del lado de Israel”, añadió su adjunto Torsten Casimir. Todos los partidos políticos alemanes y una mayoría de la opinión pública se han situado claramente a favor de Israel desde los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre y han subrayado su derecho a defenderse.

La guerra ha vuelto a poner de actualidad las divisiones entre las instituciones culturales alemanas acerca del apoyo incondicional a Israel. Varios ejemplos recientes dan testimonio de cómo Alemania vigila estrechamente cualquier expresión artística que pueda considerarse sospechosa de antisemitismo. El año pasado, la exposición de arte contemporáneo Documenta decidió cubrir con tela negra un mural que contenía figuras ofensivas para los judíos. Los comisarios, el colectivo indonesio Ruangrupa, fueron acusados de invitar a organizaciones que están de algún modo vinculadas al movimiento BDS (Boicot, Desinversión, Sanciones), calificado de antisemita por el Parlamento alemán, que pide el boicot a Israel por la ocupación de territorio palestino. En otro ejemplo de cancelación de expresiones culturales sospechosas de incitar al odio contra la comunidad judía, un teatro alemán retiró un premio a la dramaturga británica Caryl Churchill hace unos meses tras descubrir que apoya a organizaciones que defienden los derechos de los palestinos y calificar ese apoyo de antisemitismo.

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By Otilde Pedroza Arredondo

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