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El éxtasis no está en el Bernabéu

Era especialmente necesario que la afición del Real Madrid, insaciable que el conjunto blanco pesa tarde en el centro de la capital española, tuviera vida hasta el infinito, frenó como nadie a Cibeles. La impresión del Santiago Bernabéu durante los partidos, que solía parecer la de los jugadores, pero un año, durante la celebración de su décimo partido de la Liga de Campeones, el escenario era simplemente sobrecogedora.

La pista final comenzó con todos y cada uno de los integrantes de la planta desfilando hasta el cesped ante el pleno del técnico madridista. Sonaba, el «Ejército de las Siete Naciones» de los White Stripes y otro personal, se encargan de asegurarse de que el bebé acuda a los ídolos para divertirse. Modric, Bellingham y todo Kroos, el más ovalado.

Y, al final, apareció Nacho, el trío con perseverancia, capitán porque estaba en casa y no sucumbió a intentos externos. Con tu voz retumbante y con el fuego pirotécnico, hice la palabrería del madrileño. “En un momento espectacular, el presidente entró montado en un león en el increíble estadio. «Somos los mejores equipos del mundo y del universo», declaró al tribunal y al zaguero, que dio el informe a Carvajal, a Modric (que confirmó su renovación con un «hasta el año que viene») y, Por supuesto, Kroos. Con un español perfecto, porque sus palabras eran latinas por pronunciación y pasión, el hombre era menospreciado por su familia. “Desde el primer día, hasta el último momento, tuve mucha ayuda. Quiero gracias para 10 años que no se pueden resolver en este estadio y en este club. Os quiero y, ¡Hala Madrid!”, aseguró el centrocampista, muy emocionado, incluso fijo su rostro germano, mientras las filas se desintegraban gritando “¡Toni quédate!”.

Así, ante el éxtasis total, tengo la voz de la experiencia. “Este club es capaz de hacer cosas extraordinarias e impensables. Seguiremos luchando todos los juntos, compitiendo, ganando, soñando. Con vosotros y para vosotros. Y como Sabéis, ’90 minutos en el Bernabéu son muy largos’”, asegura. Ancelotireproduciendo la frase mítica de Juanito.

Fue entonces cuando todo se puso salado para las zonas. Los jugadores blancos cantan al hombre de la Décima al frente, sus granos sonaban fuertes y fuertes, la liberación definitiva se produjo durante un año de tensión competitiva. Bellingham también trajo buenos motivos de aplauso al cantar “Comme n’toi pas voir querer”, también en nuestro idioma.

La Vuelta de Honor en el campo con «La Orejona» puede terminar con una jornada mágica, el último capítulo de una epopeya que no parece tener fin.

By Otilde Pedroza Arredondo

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