Cada español renunció, de media, a una visita al cine en 2022 respecto a la vieja normalidad precovid. Nos conformamos con ir tan solo una vez en todo el año pasado (en concreto, 1,24). Pero solíamos acudir en 2,23 ocasiones en 2019, antes de que la pandemia nos alejara de todo, salas incluidas. ¿Para siempre? A saber. Lo cierto es que son millones de butacas vacías, de historias no escuchadas. Y, por supuesto, de euros perdidos en las taquillas. He aquí uno de los datos más contundentes del océano de cifras que proporciona el Anuario 2023 de la SGAE, presentado este martes. En general, detectan una tendencia ambivalente: las artes escénicas y el cine han perdido al menos un 40% de público y recaudación, y un 15% de representaciones desde 2019. Van remontando, sí, pero despacio. Puede que sea cuestión de tiempo. O un cambio de hábito de consumo. También porque la música popular, en cambio, registró en 2022 récords de conciertos e ingresos, y un descenso más contenido de asistentes respecto a la época prepandemia: en torno al 12%.
“Un año para la esperanza”, lo define Juan José Solana, presidente de la fundación SGAE, en el prólogo del informe. Pero todo depende de la perspectiva. En 2019, en realidad, prácticamente todas las artes en directo registraban subidas en los principales indicadores: actividades, entradas vendidas, ingresos. La larga crisis anterior, culminada con cifras de terror en 2013, parecía al fin olvidada. Hasta que apareció otra mayor, con confinamiento incluido. Pero incluso ahora que las salas han reabierto ―y las cifras del anuario muestran que han aguantado con apenas unos pocos cierres, frente al apocalipsis que se temía― el público no termina de regresar. Luis Gil, director general de la Federación de Exhibidores de Cine (Fece), adelanta que los datos del año en curso ya están mejorando los de 2022. Tienen la “certeza”, aun así, de que no igualarán los de 2019. A continuación, un desglose de algunas de las estadísticas más significativas del anuario.
Puertas abiertas, pero ¿para quién? Tras los cierres forzosos y los temores de clausura definitiva, finalmente los espacios para las artes escénicas en 2022 fueron prácticamente los mismos que en 2019, en torno a unos 5.000. El saldo de cines, con 742, registra 17 menos respecto a ese año. No ha habido, pues, oleada de quiebras. Sin embargo, el aguante y esfuerzo de tantos establecimientos está recibiendo un apoyo relativo del público. Asistencia y recaudación en teatros y grandes pantallas suben con cifras de dos dígitos respecto a 2021. Pero quedan lejísimos de la prepandemia. Tanto que, de media, cada espacio escénico recaudó unos 29.000 euros en 2022; y cada cine unos 500.000. Una vez restados los gastos, el saldo no debe de ser muy alentador. Y menos considerando que la media esconde grandes diferencias, entre teatros y/o multisalas colosales y pequeños establecimientos de barrio. Hay disciplinas, como la danza o la música clásica, que han perdido uno de cada dos asistentes desde 2019.
De Madrid y Cataluña a La Rioja y Extremadura. La geografía española ofrece diferencias abismales en la presencia y consumo cultural. La Comunidad de Madrid y Cataluña ocupan los primeros dos puestos, justo por delante de Andalucía y Comunidad Valenciana, en casi todas las disciplinas en indicadores. Solo ocupan la cola, curiosamente, en el consumo promedio de televisión tradicional, con 162 y 164 minutos por persona al día, respectivamente. Otra muestra de que su oferta abrumadora saca a los ciudadanos de su casa. Las artes escénicas están especialmente concentradas entre ambas regiones: más de una de cada dos funciones. En el extremo opuesto, Ceuta y Melilla, La Rioja, Extremadura y Cantabria apenas acogen en torno al 1% cada una, o incluso bastante menos, del total de representaciones tanto de teatro como de conciertos de música popular.
El gran regreso a los conciertos. La música popular es el espectáculo cultural en vivo que más y mejor se ha recuperado. Registró, en 2022, la mayor cantidad de conciertos desde 2013, con 97.948. Y la marca histórica más alta de recaudación desde que el Anuario encuentra datos, en 2007: unos 449 millones de euros, incluidos los macrofestivales. Aunque, sin ellos, los ingresos solo de los conciertos también tocan una cifra récord. ¿Qué falta, entonces? Que termine de volver el público: hubo 24,6 millones de asistentes en 2022, con una subida del 80% respecto al año anterior. Una auténtica invasión. Se necesitan, eso sí, unos 3,5 millones más de espectadores para volver a los números prepandemia. Aún así, comparado con las otras disciplinas, la música en directo respira más que aliviada.
El corazón del flamenco. Por supuesto, el pop y el rock suponen casi el 80% de los conciertos. Pero el flamenco se coloca como el segundo género más representado. Y todo gracias a cuatro regiones: el cante jondo supone el 6% de las representaciones musicales a nivel nacional, pero al menos uno de cada 10 asistentes en Murcia, Extremadura, Madrid (14,7%) y, cómo no, Andalucía (un 16%). En tercer lugar está la música electrónica.
Oro para Fito, Bad Bunny y Sebastián Yatra. La gira nacional con más espectadores fue la de Fito & Fitipaldis: 329.820, seguida de las de Alejandro Sanz y Manuel Carrasco. Cuarto, Joan Manuel Serrat y tan solo novena Rosalía, aunque tiene éxitos de sobra y llenazos en medio mundo para consolarse. La cantante se lleva también la medalla de plata del disco más vendido con Motomami, solo por detrás de Un verano sin ti, de Bad Bunny, pero justo por delante de El madrileño, de C. Tangana. Y, sin embargo, la canción más emitida por las radios en España en todo 2022 no pertenece a ninguno de los artistas citados: Tacones rojos, del colombiano Sebastián Yatra.
Casi siempre en los cascos, casi nunca en el CD. Hace años que ya no es noticia que los ingresos de la música digital superaron al formato físico. El avance sigue imparable: ya supone el 85% del total de recaudación. Y, dentro de ese apartado, el 98,5% procede del streaming, ya sea con modelos de suscripción o publicidad. Aumenta también el porcentaje de población que escucha música de esta manera: un 54,9% en 2022. Frente a ello, el vinilo aguanta y sigue ampliando su nicho, mientras los CD continúan cediendo terreno. Aunque, a estas alturas, tal vez lo más sorprendente es que aún produzcan ventas por 26 millones de euros. En general, la música grabada encadena buenas noticias y pasos adelante desde que tocó su punto más bajo en 2013, con apenas 123 millones de ingresos, respecto a los 462 millones de 2022. Tal vez se halle aquí alguna lección para los demás sectores. Aunque muchos artistas, indignados porque sus obras se escuchen más que nunca pero las plataformas y discográficas solo compartan las migas de tanto éxito digital, no verían el vaso tan lleno.
Más películas para menos público. Pese a los descensos de público, recaudación y sesiones, el cine en España sí superó los datos de 2019 en un indicador: las películas proyectadas, 2.543. La cifra más alta desde 1989. Puede que sea fruto del frenazo de estrenos que supuso la pandemia, que ahora se amontonan. Y, también, del rescate de clásicos que cada vez más salas emplean con éxito. Pero seguramente el número invite a una reflexión profunda sobre la cantidad de estrenos y su ritmo vertiginoso. Porque faltan, además, todas las novedades en los catálogos de plataformas digitales. Y solo los ciudadanos de Madrid y la Comunidad Valenciana acuden a las salas más de 1,5 veces al año de media.
El milagro Badajoz y los centros comerciales. La provincia de Badajoz pasó de tener entre seis y siete cines en los últimos años a 12 en 2022. Y de una treintena de pantallas a 41. Lo que disparó el número de sesiones fílmicas al doble. En el resto del país también se han abierto cines: tanto salas de una pantalla como, sobre todo, complejos multisalas. De ahí que la balanza del mercado se incline cada vez más hacia los gigantes. Los cines de una sola sala suponen casi la mitad del total (43,5%), pero apenas el 8,8% de las pantallas y el 2% de las sesiones. Realizan, de hecho, apenas 0,6 proyecciones al día, lo que lleva a pensar que permanecen cerrados buena parte de la semana. El modelo que más aumenta, en cambio, es el cine de tres a cinco pantallas. Aunque el que domina el mercado desde hace años es el complejo aún más grande, a menudo situado en un centro comercial.
Una sonrisa corta. El formato más breve del cine registra más alegrías que su hermano largo. Hubo, en 2022, la cifra más alta de sesiones (12.635) y espectadores (516.395) de cortometrajes desde que el anuario recoge datos, en 2017. Un número de asistentes prácticamente idéntico al de la danza.
Vieja radio, nueva televisión. El año pasado supuso la cifra más baja desde 2008 de consumo promedio de televisión convencional por persona y día: 183 minutos. Los periodos con mayor audiencia respetan la tradición: siguen siendo las sobremesas. Mientras crece el público digital: el uso de plataformas ya roza el 60% de los hogares, porcentaje casi idéntico a quien declara haber visto series y filmes en ellas la última semana. A la cabeza se mantiene Netflix, con un 51,6% de hogares abonados, seguida por Amazon Prime Video y Movistar +, aunque el crecimiento de HBO Max y Disney + augura que queda guerra del streaming para rato. Y la radio muestra cierta resiliencia al paso del tiempo: el consumo subió dos minutos, hasta los 94 diarios por persona, respecto al año anterior.
Cada vez más tecnológicos. Las cifras de teléfonos móviles y conexión y acceso frecuente a internet ya tocan, o superan ampliamente, el 90% de la población, poniendo rumbo hacia el 100%. Pero la invasión tecnológica se refleja en que seis de cada 10 hogares tienen una televisión inteligente y la presencia de ordenadores es incluso algo mayor, con la segunda cifra más alta de la serie recogida por el anuario. Crecen también las videoconsolas, hasta el 24%, aunque hubo años donde llegaron a tocar el 30%. Y, para alegría de los más modernos y terror de los más analógicos, un 13,2% de los hogares ya dispone de un altavoz inteligente.
¿Qué tiempo hará? Cambian las épocas, las herramientas, pero ciertas cosas se mantienen. La actividad más popular por la que se accede a internet en España al mes es descubrir si llegan días de sol, lluvia, viento o frío glacial: un 77,9% de los usuarios. Siguen la lectura de noticias, consultar mapas, escuchar música y ver películas o series.
Más videojuegos para todos. El mercado del videojuego sigue creciendo, con 2.012 millones facturados, un 12,15% más que en 2021 y un 36% más que en 2019. Se ha dicho hasta la saciedad, y los datos lo confirman, que ingresa más que cine y música juntos. Supone, de hecho, el 66,2% del mercado del entretenimiento cultural. Crecen, como en la música, sobre todo las ventas digitales, incluidas las polémicas microtransacciones, compras alojadas dentro de las obras que en algunos casos utilizan mecanismos de recompensa aleatoria que algunos expertos comparan con el juego de azar y sus efectos indeseados. El anuario recoge, además, cifras suficientes para trazar un perfil del videojugador medio: ante todo, la mitad de la población declaró haberlos usado en los últimos tres meses. Juegan más hombres que mujeres, son de entre 35 y 54 años, lo hacen especialmente desde el móvil y definen su acercamiento mucho más como “principiante” o “medio” que como experto.
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