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Claves de la ampliación de la UE: pasos y obstáculos en un camino complejo | Internacional

Ucrania y Moldavia han dado un paso de gigante hacia su meta de formar parte de la Unión Europea, después de que los Estados miembros hayan acordado este jueves en Bruselas abrir las negociaciones de adhesión para los dos países. Un paso que también se le ha prometido a Bosnia-Herzegovina, aunque para que esa decisión —que requiere unanimidad— sea firme, tendrá que esperar, como mínimo, a marzo del año que viene. De cara a los países más vulnerables ante Rusia —Georgia ha recibido el estatus de candidato— la decisión de los líderes en Bruselas constituye, como ha destacado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, una “poderosa señal política”.

Pero, esto no significa un ingreso inmediato en el club europeo, para el que todavía quedan muchos pasos y obstáculos. Aquí, algunas claves de la situación tras la decisión de este jueves.

La lista de candidatos a ingresar en la UE aumenta a nueve

El club de aspirantes a convertirse en miembro de la UE acaba de ampliarse a nueve, con la decisión, también tomada este jueves en Bruselas, de concederle a Georgia el estatus de candidato. Se suma así a la lista que integran Serbia, Turquía, Macedonia del Norte, Montenegro, Albania y Bosnia, además de Ucrania y Moldavia.

Llegar a este punto, para el que el aspirante ya debe haber cumplido toda una serie de requisitos políticos, económicos y en materia de adhesión a los “valores democráticos de la UE”, es un hito, pues requiere una decisión unánime. Sin embargo, ―como bien sabe Turquía, que lleva con la etiqueta de país candidato desde diciembre de 1999― tampoco es garantía de que acabará un día integrando el club europeo. Frente a ello, y muestra del fuerte carácter político que ha tenido la decisión para Ucrania y Moldavia, es que estos dos últimos países han avanzado a la velocidad de la luz: recibieron el estatus de candidatos en junio de 2022, solo unos meses después de presentar la solicitud de entrada, tras la invasión rusa de Ucrania.

Apertura de negociaciones, un paso clave pero no definitivo

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Para ningún país candidato es fácil lograr que se abran las negociaciones. Pero ni siquiera tras lograrlo se puede cantar victoria: como bien sabe de nuevo Turquía, las negociaciones de adhesión pueden durar años. Con Ankara, de hecho, se abrieron oficialmente en 2005, aunque están en “punto muerto” (formulación oficial europea) desde 2018, debido a su “continuo retroceso” en materia de democracia, Estado de Derecho y derechos fundamentales.

Por mucha señal política que se quiera enviar —y nadie se engaña acerca de que la decisión actual es un mensaje de apoyo sobre todo a Ucrania, aunque también de advertencia a Rusia de que la UE no afloja su apoyo al país agredido y a otros vulnerables—, todos, países miembros y candidatos, tienen muy claro que solo es un paso más en un camino muy largo. “No es que vayan a entrar mañana en la UE”, coinciden fuentes diplomáticas.

De hecho, el acuerdo alcanzado este jueves es “político” para abrir las negociaciones, pero como la propia Comisión Europea especificó en sus recomendaciones de noviembre, cuando lo propuso, todavía queda constatar que el país ha cumplido todos los criterios fijados. En el caso de Ucrania son siete de los que, hasta la fecha, solo ha solventado por completo cuatro. Para los tres restantes, en los que quedan algunos flecos, Bruselas le ha dado de plazo hasta marzo, y solo entonces podrán empezar de verdad a las negociaciones de acceso.

Un nuevo pliego de condiciones y requisitos

Para ello, además, la Comisión Europea deberá elaborar un “marco de negociaciones” como base de las discusiones. Las negociaciones en sí solo pueden comenzar una vez que los Estados miembros den su visto bueno a dicho marco, paso que se dará también como pronto en marzo, según los planes perfilados por la UE. Ese marco debe incluir los 33 capítulos preceptivos, que van desde garantías en torno al Estado de derecho a reformas económicas que permitan al país estar listo para entrar en el mercado interno.

Mientras continúan las negociaciones, el país candidato debe prepararse para implementar todas las leyes europeas y sus estándares. En cada caso, todos los Estados miembros deben decidir, una vez más, que el país candidato cumple todos los requisitos. Terminadas las negociaciones, la Comisión Europea debe dar su opinión —igual que lo hizo antes de que se decidiera abrir el proceso— sobre si el país está listo para incorporarse a la Unión. A partir de ahí, los Estados miembros deben de nuevo decidir por unanimidad cerrar el proceso de negociación. También se requiere el visto bueno del Parlamento Europeo. Solo entonces, todos los países miembros y el candidato firman y ratifican el tratado de adhesión, momento a partir del cual se puede celebrar la entrada formal de un nuevo miembro.

Tareas pendientes dentro de la UE

Antes de que se pueda decidir una nueva incorporación (el último miembro fue Croacia, que ingresó hace una década, aunque la mayor ampliación hasta la fecha fue en 2004, cuando se sumaron 10 nuevos miembros), también los ya socios deben hacer sus deberes, algo que ha vuelto a replantearse en los últimos meses ante la inminencia de una nueva apertura del bloque: sobre todo, la UE tiene que decidir que es capaz de asumir la ampliación, una cuestión que, en los últimos años, había ralentizado el proceso.

Tal como se decidió en la cumbre informal de Granada, en octubre, la Comisión Europea deberá preparar una serie de propuestas ―“ideas”, lo llama― sobre las reformas precisas para la próxima gran ampliación, que deberá presentar en el primer semestre de 2024. La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ha encargado, además, un estudio de estimación de costes que tome como parámetro la próxima década. La modificación de las estructuras será amplia: en los presupuestos, en los procesos de toma de decisiones y en políticas muy sensibles como es la agraria.

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By Otilde Pedroza Arredondo

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